“Dios Mío, esto es terrible”, dice la ola. “¡Mira lo que me va a pasar!”
Entonces llega otra ola. Ve a la primera ola, que parece afligida y le dice: “¿Por qué estás tan triste?” La primera ola dice: “¿Es que no lo entiendes? ¡Todas vamos a rompernos! ¡Todas las olas vamos a deshacernos! ¡¿No es terrible?!”
La segunda ola dice: “No, eres tú la que no lo entiendes. Tú no eres una ola, formas parte del mar”
Este cuento refleja la gran importancia de nuestra existencia. En pocas palabras ha sabido reflejar la importancia de la vida y de nuestra función.
Nuestra vida es como la de la olita, avanzamos por el mundo, crecemos, nos superamos en cualquier adversidad y disfrutamos de cada segundo que podemos. Sin embargo, nuestra existencia es muy breve, el tiempo pasa volado cada día, sin darnos cuenta pasa un día y otro... así sucesivamente hasta que volvemos a pestañear y nos encontramos en el último trayecto de nuestra vida. No tenemos la noción del tiempo que ha pasado hasta que vemos que no nos queda mucho para seguir, entonces es cuando todas las personas piensan "no he tenido tiempo suficiente para hacer...". En el último momento se arrepienten de no haber podido dejar una huella en el mundo o haber podido terminar algo.
La olita piensa que su vida va a acabar pero lo que va a ocurrir es que cuando se rompa en la orilla todos su fragmentos de agua volverán a formar parte del mar, lo que igualmente ocurre con el ser humano.
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